sábado, 3 de septiembre de 2016

El dulce llamado a una fiera felina

Buldin, la jaguar.
Foto/Marvila Estrada


Una fiera felina capaz de enternecerse al escuchar la dulce voz de su madre adoptiva de la especie humana.

A tan solo unos días de nacidas en Puerto Cabezas, un par de hermanas jaguar fueron rescatadas por unos extranjeros que ahí estaban por razones de negocios. Estas felinas solas en medio de la nada necesitaban los cuidos necesarios para sobrevivir, por ello, los inversionistas decidieron contactar al Zoológico Nacional de Nicaragua, en ese momento inicia la relación fraternal entre humana y fiera.

Buldin, en su hábitat en el zoológico
Doña Marina Argüello, esposa del doctor veterinario Eduardo Sacasa director del zoológico, fue personalmente a Puerto Cabezas en busca del par de hermanas, relata María José Méndez bióloga y educadora del parque. Una vez estuvieron Managua, con solo semana y media de nacidas Argüello las atendió y cuidó en su casa con esmero y amor, para que ellas lograran vivir.

Una de ellas, murió por estar demasiado enferma. En cambio Buldin, como fue llamada la “jaguarcita” se aferró a la vida y creció junto a los cuidos de doña Marina, quien la alimentó con leche tibia, acompañada de mimos. Algo sorprendente, es el cuido que dio una perra doberman pincher a la jaguar; cuando esta lloraba la canina la tranquilizaba.

Así creció Buldin y tuvo que irse de casa de doña Marina para trasladarla al zoológico. La bióloga Méndez narra que la felina, tuvo que adaptarse al cambio. “Ella no quería estar en la jaula, lloraba, incluso cuando doña Marina tenía que irse, quedaba llorando”.

En el caso de los felinos no pueden ser liberados, porque corren el riesgo de ser asesinados por las personas, por temor, explica Méndez. Ahora, con casi seis años de edad, Buldin se adaptó al ambiente del zoológico, aunque siempre solloza cuando doña Marina se despide luego de visitarla.

Es tan familiar su roce con el personal del zoológico, que Buldin reconoce las voces de todos los que están junto a ella. Se evidencia el cariño, amor y respeto que puede existir entre las fieras y la humanidad cuando existen vínculos de afecto fraternal.