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Buldin, la jaguar. Foto/Marvila Estrada |
Una fiera felina capaz de enternecerse
al escuchar la dulce voz de su madre adoptiva de la especie humana.
A
tan solo unos días de nacidas en Puerto Cabezas, un par de hermanas jaguar
fueron rescatadas por unos extranjeros que ahí estaban por razones de negocios.
Estas felinas solas en medio de la nada necesitaban los cuidos necesarios para
sobrevivir, por ello, los inversionistas decidieron contactar al Zoológico
Nacional de Nicaragua, en ese momento inicia la relación fraternal entre humana
y fiera.
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Buldin, en su hábitat en el zoológico |
Una
de ellas, murió por estar demasiado enferma. En cambio Buldin, como fue llamada
la “jaguarcita” se aferró a la vida y creció junto a los cuidos de doña Marina,
quien la alimentó con leche tibia, acompañada de mimos. Algo sorprendente, es
el cuido que dio una perra doberman pincher a la jaguar; cuando esta lloraba la
canina la tranquilizaba.
Así
creció Buldin y tuvo que irse de casa de doña Marina para trasladarla al
zoológico. La bióloga Méndez narra que la felina, tuvo que adaptarse al cambio.
“Ella no quería estar en la jaula, lloraba, incluso cuando doña Marina tenía
que irse, quedaba llorando”.
En
el caso de los felinos no pueden ser liberados, porque corren el riesgo de ser
asesinados por las personas, por temor, explica Méndez. Ahora, con casi seis
años de edad, Buldin se adaptó al ambiente del zoológico, aunque siempre
solloza cuando doña Marina se despide luego de visitarla.